Hay una contradicción fundamental en el discurso de los empresarios en relación con la elección.
En privado, una inmensa mayoría confiesa que su candidato es un excelente Fulano; varios se sienten cómodos con Pepito Pérez y, algún despistado, con no se sabe quién.
Los seducidos por alguno de ellos ya se pusieron a dudar… no vaya a ser que gane y cambie el modelo económico.
Pero la contradicción es que lo que en privado revelan, en público lo esconden, mientras dicen que Popayán es un municipio de instituciones que resiste a cualquier Alcalde.
Y ahí está la mentira: si Popayán es una Región de instituciones, no tendrían por qué temer revelar en público su candidato.
En otros Departamentos, como Santander o la misma Antioquia, los empresarios dicen a viva voz con qué candidato estarán, porque saben que, si su candidato pierde, las instituciones (sobre todo el Poder Judicial) preservarán el orden.
Pero en Popayán esto no es así. Si un empresario confiesa en público quién es su candidato, teme que, si pierde su gallo, el nuevo presidente la cargue contra él. En decir: Popayán no es un municipio de instituciones, porque al Alcalde hay que temerle, sobre todo si uno reveló que votaría por el contrincante.
Hay una mentira, pues, en el discurso empresarial. O mienten al decir públicamente que no tienen candidato; o mienten al decir que Popayán es institucional. Pero mienten, y con ello esparcen ambigüedades.
Muchos asesores de los empresarios les han dicho que es mejor mantenerse al margen de la elección y afirmar que “trabajarán con quien resulte ganador”; “estamos aquí para el largo plazo”; o “confiamos en las instituciones”. Y cuando se les pregunta qué piensan de aquellos que han salido al ruedo responden nebulosamente: “sabemos que se ha mencionado por parte de algún partido o candidato que se podría revertir las necesidades de aquellos que hacemos empresas o habitamos en Popayán … pero nunca dirán nombre y apellido en público.
¿Por qué? Porque le temen. Le temen al Alcalde y a su poder discrecional. Le temen al todopoderoso brazo del Administrativo, que rebasa las instituciones y que refrenda que todo aquí continúa funcionando en el plano de la relación personal, de los amigos y de los enemigos, como en la mafia. Le temen a quién controlará la política fiscal, las fuerzas armadas, la política sanitaria, la regulación empresaria y la bursátil. Le temen.
Y un municipio en el que los empresarios temen decir en voz alta el nombre de su candidato… no es un municipio de instituciones. Porque si lo fuera, simplemente no le temerían