Aunque hoy en día las redes sociales dominan gran parte de la vida digital, no todos desean formar parte de ese universo. Cada vez es más común encontrar personas que eligen no tener perfiles en plataformas como Instagram, Facebook o TikTok. ¿Qué hay detrás de esta decisión? La psicología tiene algunas respuestas.
Según el Centro de Psicología Psania, el uso excesivo de redes sociales puede tener serias repercusiones en el bienestar emocional y mental. Desde trastornos del sueño hasta problemas de autoestima, los efectos negativos son múltiples y, en muchos casos, silenciosos. La institución advierte que el constante bombardeo de notificaciones y la exposición a estándares idealizados puede generar:
- Baja autoestima, debido a las comparaciones sociales con otros perfiles.
- Adicción, alimentada por la inmediatez y la estimulación constante.
- Distorsión de la imagen corporal, que en casos extremos puede derivar en trastornos alimenticios.
- Alteraciones del sueño, especialmente cuando se usan estas plataformas antes de dormir.
En este contexto, elegir no tener redes sociales puede ser una forma de proteger el bienestar emocional. Así lo explica el docente y colaborador de Psychology Today, Clay Drinko, quien ha analizado este fenómeno desde una perspectiva clínica. Para Drinko, muchas personas que se alejan de estas plataformas lo hacen de forma consciente, como una medida para preservar su salud mental.
“No tener redes puede disminuir la ansiedad, reducir el estrés y evitar la dependencia emocional ligada a la validación digital”, señala el especialista. En efecto, la psicología ha detectado que las interacciones —o la falta de ellas— en estos entornos pueden ser fuente de angustia. Cuando una publicación no recibe la atención esperada, se activan sentimientos de incertidumbre, frustración o insuficiencia.
Además, estudios recientes citados por Drinko alertan sobre otro efecto silencioso: el aumento de la soledad y de pensamientos negativos asociados al uso continuo de redes sociales.
A pesar de los beneficios que ofrece la tecnología para mantenernos conectados, los expertos coinciden en la necesidad de un uso más equilibrado y consciente. “Es fundamental que las redes sociales enriquezcan la vida de las personas, y no que se conviertan en una amenaza para su bienestar psicológico”, concluye Psania.