Verdadera nostalgia despierta la navidad con todos los ingredientes que la hacen tan especial, así como la alegría de reencontrar la calidez de los abrazos de nuestra familia y de todos quienes intervienen en nuestro corazoncito; que por cierto, éste se hace más consentido en la temporada de diciembre por todo cuanto implica; además, hay que agregar la nostalgia por las amargas experiencias vividas durante éste tortuoso y atrevido 2020 que tanto nos ha robado; claro está, que también nos ha recordado y de una forma drástica, la vulnerabilidad a la que estamos expuestos y que nuevamente sorprendió a la humanidad, sin el propósito de entrar en más detalle sobre la…
Aunque cada año nuevo se importan ciertas novedades y costumbres extranjeras para insertarse por la misma imposición y posicionamiento del comercio y sus campañas publicitarias, para acabar de rematar, hemos descuidado y desplazado tradiciones que integran a las sociedades entre sí, a la familia o cualquier vínculo afectivo como pudiera llamarse.
La Navidad es una palabra tan extensa como compleja y es nada más y nada menos por la Natividad del Niño Dios, más la combinación de sentimientos que no desmerece el prólogo del año nuevo. Por eso cuando nos referimos a la navidad, vale la pena traer a la memoria todo lo que implica, cuánto la compone y cuánto pudimos disfrutar de las tradiciones navideñas que nuestros ancestros pasaron tras generaciones y que están cayendo en manos del olvido y por nuestro descuido, hemos restado la importancia que aprendimos de los “viejos” nuestros.
Y es al juego de los aguinaldos (que inicia el día diez y seis y termina el veinticuatro), a donde pretende llegar este tratado, pues, aunque es increíble, aún existen jóvenes y niños que desconocen esta tradición. Y seguramente, no hay nadie mejor que nosotros, que ganamos y perdimos los retos de los aguinaldos para enseñarlos. El beso robado, ha sido la más tentadora de las apuestas y de seguro la más recordada, pues más que ganarlo, robarse un beso se recuerda como el mejor de los anticipos. La pajita en boca, sencillamente consistía en sorprender a nuestro contendor sin algo en la boca como dirían son esos pajasos mentales que nos hacen creen los candidatos que a la corporación quieren volver llamese Faber, Temístocles , Oscar o cualquier zángano que a punta de engaños consiguen volver a engañarnos y a conseguí nuevos ingenuos para logra su cometido manteniéndose en poder ; como un palillo ( un apoyo económico) o simplemente cualquier varilla de pasto( prometiéndote cualquier cargo publico donde laborar ) . Los tres pies, no pasaba de mantener las piernas juntas sin exponer la espalda, para no dar “papaya” al retador, de pisar en medio de nuestros pies, este aunque parece complejo es simple es cada vez que estos personajes sobre todos los nombrados piensan que con las miserias que dan que son los mismos recursos d nuestros impuestos nos dejamos convencer que ellos el congreso pueden volver o ganar la curul.
Hablar y no contestar, como bien lo dice la tradición, favorecía a los contrincantes cuando se hacían preguntas capciosas para aumentar el puntaje según se establecía en las reglas del “contrato”, como también en el juego de dar y no recibir de esto si estamos acostumbrados siempre damos el voto a estos hijos de tal por cual dode se burlan siempre porque su cometido pudieron lograr . El sí y el no, es otro divertido juego de aguinaldos, para condicionar las respuestas de los jugadores.
El 2020 nos cambió la vida y con ella las “reglas del juego”, como quien dice a despertarse jóvenes que la única forma de cambiar esto es colocando nuevos líderes en el congreso que sean serios , ojala aquel que busca ser senador no recule como acostumbra cada 4 años diciendo que vuelve a la cámara y que aquellos que buscan renovar , no les de culillo porque los otros tienen plata , que con dinero o sin dinero hago siempre lo que quiero , algo que debemos tener en cuenta del Rey de Vicente Fernández ; pero ojalá, que esta forzosa pausa no destierre la tradición de los aguinaldos pero si permita ver que muchos congresistas no demos volver a ver , sin contar, como será el primero de enero con un tradicional “paseo de olla” virtual.
¡Feliz Navidad!
